jueves, 14 de noviembre de 2013

Dialogo 0

En algún rincón de una posible nación, existen algunas mentes apesadumbradas por el paso inexorable del tiempo,  donde los deseos e ilusiones convergen para dar como resultado una insatisfacción que nadie puede resolver o tal vez tratar de llenar a medias.
       La competencia es ardua, y es feroz cuando la trasladas al campo de los vecinos, de aquellos que te rodean y que a veces incluyes o dejas a un lado, a conveniencia o por descarte de ideales ya no tan afines.
      Y pareciera que no comprendiéramos nada, pero muy en el interior sabemos lo que pudiese estar pasando a nuestro alrededor, a veces volviéndonos un paranoico sin remedio, nos damos o, mejor dicho, me doy a la tarea de plantear diferentes situaciones, donde la solución nunca se encuentra, solo las posibles variables van saliendo una tras otra sin dar un entendimiento del caos al que nos dirigimos y estamos en constante creación y total retribución, sin depender del resultado.